El presente articulo (con un enfoque disciplinario desde la filosofía y la teoría pedagógica) parte de la problemática ¿Cuáles son los aportes y los límites de las políticas publica de "lucha contra" la discriminación y/o de la "prevención" de la discriminación, en la construcción de sociedades más inclusivas? ¿Son suficientes las políticas de reconocimiento de minorías para construir y/o consolidar sociedades incluyentes? Para responder a estas preguntas iniciales se hace necesario, por un lado, explicar los contornos de las categorías discriminación y no-discriminación y, en segundo lugar, examinar la creencia en el hecho de que la educación en la conciencia de la discriminación y la aceptación de la diversidad, conducen necesariamente a prácticas de no discriminación.
 Luego mostraremos, no ya desde un acercamiento político o pedagógico, sino desde lo ético (ética del bien común) en qué medida la no-discriminación debe ser observado y comprendido como un acto de acción cívica que redunda en beneficio del conjunto de la sociedad y no únicamente como un acto de reconocimiento de una minoría. La Ética del bien-común ganar en la construcción de prácticas de inclusión y sororidad de las diversidades. Pensar la no-discriminación desde un enfoque ético contribuye a la consolidación de los procesos pedagógicos de tratamiento de la diversidad, en marcha desde las políticas públicas de algunos Estados como el colombiano.