Históricamente el juego ha hecho parte del ámbito disciplina de la educación física. Dos situaciones hacen necesaria la reflexión sobre aquel, una, la tendencia a ponerlo en condición de sinonimia con el término <lúdica> y dos, la utilización que en las respectivas clases se ha hecho de los juegos, como instrumento para aprendizajes externos a él mismo, como pueden ser los llamados valores, así como prácticas motoras que se considera, se aprenden más fácilmente jugando. A este uso se le conoce como didactización del juego. Estas dos problemáticas se superan, sustentando conceptualmente a la lúdica como una dimensión del ser y los juegos como un bien cultural valioso para la sociedad y las nuevas generaciones. Ello lleva a reconocer la unidad dialéctica que en la clase de educación física se presenta entre el juego como fin y el juego como medio. Es fin cuando se trata de aprenderlo, por el juego mismo y es medio al incidir en la constitución de la dimensión lúdica del ser, lo cual se da en el mismo acto de jugar, en el aquí y el ahora de los juegos y no como eventos escindidos o que se presenten en diferentes tiempos-espacios. Esta diferenciación conceptual de los dos términos (juego como fin-juego como medio), permite constituirlos en un todo en las prácticas educativas, sin que se atienda a objetivos diferentes o externos a los juegos, sino, en su mismo contexto de sentido y significado.