Un cronista del siglo XVI, Francisco López de Gómara (1978), afirmaba que “la mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo crio, es el descubrimiento de Indias” (p. 7). Con el descubrimiento de América daba comienzo la Edad Moderna: la comunicación, el progreso y la razón empezaban a superar los valores medievales. Con este acontecimiento se ensanchó la idea que el ser humano, no solo el europeo, tenía de sí mismo y del mundo que le rodeaba (García, 2013, p. 6). Constituye, sin lugar a dudas, uno de los más grandes hitos de la historia en términos de conocimiento y progreso, y en buena medida —como intentaremos explicar— ello se debe al trabajo que realizaron los misioneros.