Tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo fue testigo de las implica- ciones y los alcances de los Estados en materia estratégica y política. En esta guerra intervino el más elevado número de combatientes de todas las épocas: setenta millones de hombres en total. Las pérdidas de vidas humanas, en los campos de batalla, ascendieron aproximada- mente a diecisiete millones de hombres y más de dieciocho millones de personas civiles perdieron la vida por diversas causas (Snyder, 1964). Como lo señala Louis Snyder, “estamos hechos de tal modo que nues- tros nervios no conservan un recuerdo exacto del dolor ni podemos compartirlo con otros, pues de no ser así la multiplicación de este do- lor nos habría sido insoportable”. (Snyder, 1964)