Es lugar común advertir que los frailes de la Orden de Predicadores se caracterizan por la contemplación, la oración, el estudio y la predicación de la palabra de Dios. Se puede decir a partir de ello, más allá del ejercicio retórico, que se trata de una forma de concebir la relación entre Dios y su criatura hecha a su imagen y semejanza, y en este camino se construye una forma de pensar teológicamente con implicancias en la filosofía y en la historia.