El siglo XVIII ha sido caracterizado como la era del regalismo. Entendido como “la manifestación de los anhelos de la Monarquía moderna de ejercer la autoridad regia en todos los terrenos sin menoscabo alguno” (Cortés, 1989, p. 15), en España el reinado de Carlos III (1759-1788) es considerado como el prototipo de gobierno fundado en esta doctrina.