Uno de los problemas más apremiantes de la educación superior es la escritura y la lectura crítica. Dicho problema se evidencia directamente en los bajos índices de lectura libre del ciudadano común, que en Colombia tiende a empeorar con los años. En el 2010, por ejemplo, los colombianos leían 2,2 libros al año, los brasileros 4, los argentinos 4,6 y los chilenos 5,42 ; mientras que en el 2013 se observa un claro decremento en la cifra, apenas 1,9 libros leen los colombianos al año3 . Pese a las políticas públicas, por ejemplo, el proyecto nacional de fomento de la lectura y la escritura “Leer es mi cuento”, la apertura de bibliotecas públicas y el apoyo de entidades no gubernamentales, la lectura y la escritura en Colombia han sido uno de los puntos débiles de la educación en todos sus niveles (básica, media y superior).