Sin duda alguna la Ética es la obra mayor de Spinoza, tanto por su extensión como por la constancia con la que trabajó en ella casi hasta el final de su vida. La novedad original de su racionalismo (Descartes, Nicolas de Malebranche, Leibniz) lo conduce ante todo a afirmar a Dios como el centro de todas las cosas y a reconocer que el saber es para el hombre sinónimo de libertad y alegría. El “Libro I” de la Ética comienza por el estudio de la sustancia divina; existe una sola sustan- cia, primera realidad de la que proviene el conjunto de lo que existe en la naturaleza; el “Libro II” se ocupa del conocimiento (4 modos); el “libro III”, de las pasiones y afectos; “el Libro IV”, del comporta- miento de los individuos cuando tienen el conocimiento de la verdad.