Salud mental y realidad del conflicto.Las relaciones entre la salud mental y la vida cotidiana, y entre esta y la vida política y colectiva, son cada vez más evidentes. La primera violencia que padece el campesinado colombiano vale precisarla y visibilizarla como violencia estructural: (…) la extrema desigualdad, entre las naciones y dentro de cada una de ellas, en casi todos los aspectos de la vida humana, incluso el poder decidir sobre las condiciones de su propia vida; así como la resistencia al cambio de esta desigualdad. (Galtung 1980, p. 437). Esta violencia posee una premisa implícita, privilegia el desarrollismo, crecimiento económico sin desarrollo, la cantidad sobre la calidad y la equidad.