Conscientes del poder de la prensa, los redactores de La Hoja San- tiagueña consideraban que este medio debía estar al servicio de las grandes ideas y causas, y en contra de la prédica “subversiva y mal- sana” que oprimía a los pueblos. En un primer momento fue el único periódico católico de Santiago del Estero y se erigió en baluarte de la defensa de los valores cristianos, a su juicio, puestos en peligro por el modernismo que apuntaba, especialmente, a desestabilizar la familia, las buenas costumbres, la moral pública y la dignidad social.