Llegamos al tercer pétalo de la flor de Loto, después de los dos recorridos anteriores de los cuales hemos dicho, entre otras cosas, que el derecho al desarrollo adolece de una adecuada fundamentación ética que permita dilucidar su conceptualización, de cara a la materialización del desarrollo y del derecho que se desprende de este, con cierto silencio prolongado podemos ver una descolorida y tenue atención por hallar alternativas diferentes que sirvan de base y cimentación a un derecho emergente como el derecho al desarrollo.