El arte, sin necesidad de estar en escenarios terapéuticos, diplomáticos o de lucha social, siempre es transformador y siempre tiene una dimensión económica, social y cultural. La transformación social implica necesariamente un cambio de perspectiva y la transformación de universos sensibles. Si no hay un cambio de visión, no hay una transformación social. Pero, ¿qué implica un cambio de visión y en general, una construcción desde otra sensibilidad? Cambiar los universos sensibles en los procesos de educación artística para transformar contextos de violencia y vulnerabilidad, significa ir más allá de lo que percibimos en la superficie de los procesos; significa comprender la complejidad de los contextos sociales, los “pluriversos” y lo mucho que éstos tienen que aportar en la construcción de los nuevos sentidos en las expresiones estéticas y los procesos de arte para la transformación.