El presente trabajo ahonda en los posibles caminos que desde la política pública pudieran coadyuvar en la realización de procesos no escenográficos de renovación urbana sino, por el contrario, democráticos, participativos e incluyentes, de tal suerte que impliquen la posibilidad de llevar a cabo la misma con la participación de la gente y no contra o a pesar de ella; esto en el marco del reconocimiento de su sentido de pertenencia, a la luz de lo que bien pudiera denominarse una forma de topo-filia (Yory, 1998).