En tiempos pasados la transgresión a la norma que prohíbe asesinar a un ser humano estuvo amparada en creencias sobrenaturales; en tiempos hostiles la norma era levantada para dar lugar al sadismo connatural del ser humano, sin embargo han sido distintos los escenarios y las causas donde la muerte cobra protagonismo. Trazado en esta dirección, este texto, en su primera parte, explora el sentido espeluznante asignado a la muerte en tiempos arcaicos. Sumado a ello, aparece un diálogo y confrontación que mana de los conceptos de posibilidad-imposibilidad y continuidad-discontinuidad. En la segunda parte, se realiza una contextualización de la guerra y el exterminio como protagonistas dinamizadores de la crueldad, resaltándose la deshumanización y la herencia arcaica de la violencia como ejes que gravitan en torno a la destrucción corporal de un sin número subjetividades. En la tercera parte, se analiza la responsabilidad individual ante el abominable llamado del Gran Otro. Y a modo de cierre, se expone como el morir por el querer del Otro es legitimado por el Estado.