El artículo presenta un bosquejo de la situación actual de la víctima en el proceso penal cubano, y los aspectos que inciden en su exclusión y vulnerabilidad. Desde esa perspectiva, se evalúan los componentes de la Mediación, que favorecerían su retorno como sujeto procesal, y una mayor eficacia en la reparación del daño. Se analiza el ejercicio de discrecionalidad que ostenta el Ministerio Público y la factibilidad de establecer un esquema progresivo que opere en función de la aplicación de criterios de oportunidad hacia derivación de casos a Mediación. Finalmente se identifican las tipologías delictivas en las resulta más factible un abordaje desde esta vía no adversarial.