Después que rompieron a patadas mi clóset, decidí convertirme en activista. A estas alturas, en pleno 2019, ya no se puede limitar el género y la sexualidad al rosado y al celeste. Lo que no se nombra sencillamente no existe para la sociedad. La realidad, lejos de ser algo plenamente configurado, se encuentra en constantes transformaciones que consisten en una construcción colectiva de lo que se percibe del mundo físico en el transcurso del tiempo.