La dignidad humana ha sido un valor aceptado a lo largo de la historia, aunque solo ha adquirido un sentido completo y universal en el último siglo, cuando se ha dado su reconocimiento como principio moral universal para todos los seres humanos por el hecho mismo de pertenecer a la raza humana (valor ontológico). Esta base sirve de fundamento al desarrollo de los demás principios morales en el campo de la ética; al desarrollo de los derechos humanos en el campo del derecho; y al respeto a la vida en sí misma, presente y futura. Es por todo ello que la dignidad humana se puede considerar como un valor esencial, intrínseco y universal del ser humano; uno de los mayores bienes del siglo XXI, a favor de la humanidad y el mundo.