Este artículo se pregunta si la denominada «cuestión de los animales» puede ser una instancia estratégica para deconstruir las producciones sacrificiales y normativas de lo humano, así como para poner en juego apuestas ético-políticas que enfrenten las jerarquías diferenciales sobre las formas de vida.Basándose en la noción «estructura sacrificial» de Jacques Derrida, el análisis de las vidas precarias de Judith Butler y la idea de «el discurso de la especie» de Cary Wolfe, se sostiene que la cuestión animal es un lugar decisivo para deconstruir las «normas de lo humano» que definen cuerpos habitables e inhabitables y determinan, así, las vidas que pueden ser sacrificadas.En tal sentido, se sostiene que es necesaria una política de la animalidad que transgreda y aceche lo «propiamente humano», perturbando los ejes