Desde hace unas décadas se ha manifestado un movimiento en la literatura relevante que busca la superación de la tolerancia, especialmente en casos como el de la diversidad sexual y otras diferencias atributivas. La idea subyacente es que la tolerancia es incompatible con el respeto que nos debemos como iguales en una democracia. En este artículo argumentamos que la noción de respeto que motiva tal movimiento es inadecuada políticamente, dados los profundos desacuerdos de nuestras sociedades. En su lugar proponemos una alternativa que denominamos “respeto institucional”, que privilegia las posibilidades efectivas de participación política.