El presente trabajo versa sobre el dilema ético del profesional de enfermería cuando un paciente no acepta una transfusión por motivos religiosos, como en el caso de los Testigos de Jehová. La prioridad de la enfermera es educar y cuidar; definiendo cuidar, como la capacidad de actuar respetando los pensamientos de las personas, aunque no los comparta. Por esta razón el propósito es diseñar directrices que enriquezcan el desempeño ético del profesional de enfermería y de las personas en formación, para brindar un cuidado integral al paciente, mejorando la calidad del servicio en la institución.