El presente artículo incursiona en la poesía chilena del siglo XX, a partir de la revisión del imaginario de los alimentos en su relación con las comunidades rurales de la zona central del país, que se representan como comunidades desaparecidas o perdidas, lo que implica así mismo la paulatina desaparición de las costumbres, las tradiciones y las identidades locales. Por otro lado, en los textos poéticos, el sistema alimentario del mundo urbano se representa como un espacio enajenado y extranjerizante, ligado a identidades fragmentadas y marginadas.