La educación, no solo debe desarrollar en el educando sus estructuras cognitivas, sino des- pertar, en él, sus valores, potencialidades y competencias, estos, son el sustento de la forma- ción del hombre. La educación debe co-responder a un nuevo mundo signado por el cambio, la tecnología y las comunicaciones, un mundo, que exige más del arte del conocimiento. Entonces, la educación debe incitar el talento del educando para operacionalizar el pen- samiento y de esta manera, evolucionar el ser. Ahora bien, para cumplir este propósito, la educación debe tener como columna vertebral la investigación. Es decir, la investigación se interioriza en el docente, se vuelve una parte y el todo de su quehacer, de su oficio de maes- tro, de tal manera, que el educando, la interiorice en él, con el ejemplo. En otras palabras, es cultivar la semilla de la razón –competencias investigativas– para que el educando se enfrente al mundo de manera autónoma y responsable. Un primer paso es acercar al educando a la heurística y la hermenéutica del conocimiento, a través, de la construcción de un modelamiento teórico basados en aproximaciones a estados del arte como estrategia de aprendizaje. Es el co-desarrollo en la gestión del talento humano