El acto fotográfico incide en la realidad desde su intervención fragmentada, fundadora de criterios de construcción de identidad y mentalidad. Se establece a través de la representación fotográfica un impulso ecualizador de clases socioculturales, que consolida cierta jerarquía en las mentalidades de pueblos y gobernantes del mundo contemporáneo, concebido como espectáculo del consumo.