La participación no solo debe ser vista como el poder que se otorga a los ciudadanos únicamente en las urnas para elegir representantes políticos en un periodo electoral determinado, sino que debe trascender a espacios de seguimiento de las acciones que llevan a cabo los gobernantes, así mismo debe ser entendido como un elemento articulador de cohesión social para la toma decisiones que afecta su entorno colectivo. Para Merino (1996) implica participar en la administración de los recursos, en las decisiones públicas y en esas acciones que influye en la esfera social.