La ceremonia secreta de la lectura lo lleva a Noé Jitrik a establecer en Fantasmas del saber (lo que queda de la lectura) los vínculos afectivos de los libros que lo fueron acompañando a través de su vida. La curiosidad y la necesidad han sido para el escritor movimientos vitales que lo impulsaron a recorrer gran diversidad de autores. Desde La cabaña del Tío Tom, hasta el encuentro con Kafka, Joyce o Arlt, la literatura se presenta ante Jitrik no sólo como un modo de acceso al conocimiento, sino también como un camino de intensa gratificación.