En el artículo se analiza el rol de la “política histórica” promovida por las élites políticas e intelectuales en la formación de la identidad nacional de los países postsocialistas. Se llega a la conclusión de que en lugar de un programa constructivo de consolidación de la identidad nacional, las élites políticas e intelectuales promovieron la actualización de los conflictos existentes y la politización de la política histórica, formando y conceptualizando imaginarios en la conciencia de masas. En este artículo se plantea que el compromiso frente a la interpretación de los complejos y trágicos episodios de la historia común y el reconocimiento de la responsabilidad general de estos países o del llamado “olvido común” pasaron a un segundo plano. El análisis aquí planteado abarca lo anterior, teniendo en cuenta el estudio de la primitiva xenofobia e idiosincrasia.