Internet es un gran laboratorio de exploración, un LAB para todos los ensayos posibles, porque, como dice Friedman (2012), aún está en una fase beta. Estamos experimentando: los ciudadanos conectados, los nuevos ingenieros y los nuevos profesionales de la salud. En los laboratorios de Internet se están fraguando todo tipo de iniciativas. La efervescencia de una civilización hiperconectada -si acaso- nos permite inventariar los cocteles digitales que se desarrollan a diario, ya sea desde un garaje (como se forjó Sillicon Valley) o en una clínica especializada con los recursos de un Estado o de alguna organización supranacional.