Esta disciplina maravillosa de la medicina, exige de quien busca practicarla una actitud tenazmente perseverante. Esa naturaleza impredecible de la propia vida se encarna en síntomas y signos que experimenta desde su mente una persona, de allí que la infinidad de patologías que pro- ducen sufrimiento en esta especie, en suma, a la cultura, que definen la forma de manifestar las dolencias, suponen un mundo interminable de descripciones científicas con formas precisas para el abordaje terapéutico.