La multiplicidad de flujos culturales, así como su movimiento interno entre los diferentes sistemas literarios, nos conducen a pensar un sistema de relaciones en donde interfieren varios aportes culturales al mismo tiempo o en secuencia, en una escala de tiempo específica para cada situación, en donde los cruces pueden o no consolidarse y en donde cada flujo posee en el momento una energía diferenciada a partir del contexto histórico —y por esto los hay hegemónicos y subalternos—. Se puede observar un tejido, una trama, en movimiento constante.