La violencia en el mundo contemporáneo es un fenómeno ubicuo. Cada día los contextos sociales son permeados por la multiplicidad de expresiones de los actos violentos, llamando a los diferentes sectores de la sociedad, los agentes sociales y cada ciudadano a enfrentar las atrocidades que estos producen. Sin embargo, más que una tarea asistencialista para restituir los derechos de las víctimas y atender las secuelas y huellas que van dejando estas violencias, el desafío de los fisioterapeutas es pensar y actuar hacia la potencialización de las capacidades humanas y sociales, camino a una sociedad en paz. En ese sentido, este trabajo pretende despertar la sensibilidad social de los fisioterapeutas y considerar la deconstrucción de su objeto de estudio, como una posibilidad de resistencia que plantee cuestiones críticas y reinvente la fisioterapia de forma afirmativa y performativa. Para lograrlo, el escrito recorre algunas bases filosóficas que muestran elementos de análisis, a fin de estudiar la relación entre la profesión y las violencias que se ejercen sobre los niños y las niñas. Finalmente, se abren horizontes para la comprensión de la praxis profesional que pueden ampliar y complementar su perspectiva sobre el movimiento corporal humano, caracterizada por ser funcionalista, reduccionista, instrumental y objetivante.