Hace varios anos Colombia experimenta fenomenos de violencia de singular complejidad, al ritmo de mas de 22.000 muertes por ano1 . La violencia ha afectado tanto al colombiano comun, como a las principales estructuras del pais. Sin embargo, Colombia no es la «zona de caos» descrita por observadores sensacionalistas2 . Es claro que el pais se ha debilitado por la violencia endemica, la deficiencia del sistema judicial y una crisis economica sin precedente desde los anos 1930. Pero el Estado no se ha derrumbado, y Colombia puede preciarse de regirse por principios o valores democraticos, tal como lo demuestra la importante participacion popular en las elecciones presidenciales de 1998, pese al intento de boicot de las guerrillas y a las amenazas de los paramilitares. Es en este contexto donde hay que situar la extension del conflicto armado interno entre las guerrillas, los grupos paramilitares y las fuerzas estatales. Desde finales de los anos 1970, el conflicto armado que aqui nos interesa se ha intensificado hasta dominar ampliamente el panorama general de la violencia en el pais