En el sublime instante de abrir un libro, se deslumbra ante nosotros un universo, sin "fronteras, finales o comienzos..."53 . Los caminos para su recorrido son solo opciones, jamás el único o el último. En él, el escritor, el lector y el crítico podrán encontrarse, al menos, en algún punto, gracias a la "geografía del texto". Pero de pronto, nunca vuelvan a reunirse en el bello momento que se aventuren en el mundo de la lectura. Es ésta una de sus majestuosidades.Al ser el libro un universo permite diferentes perspectivas, en las cuales el lector puede manifestarse. Y aunque los teóricos han establecido los instrumentos para la aventura, siempre existe una opción más, fruto de los infinitos sentidos del escrito.