Rodrigo Lara Bonilla condensa en su pensamiento, vida y obra, la lucha historica contra las mafias que pretendieron apoderarse del Estado colombiano, alienar y someter a la sociedad y mancillar la dignidad de la nacion. Su asesinato, contrario a lo que penso el crimen organizado, no constituyo el triunfo de aquella sordida union de bestiales narcotraficantes, sicarios paramilitares, empresarios sin escrupulos y politicos corruptos –que aun hoy, bajo otras formas, actuan y se enriquecen impunemente sobre los cadaveres y sufrimiento de millones de colombianos– sino que, por el contrario, su valiente sacrificio abrio los ojos de un pais aletargado por el dinero facil y congrego conciencias para oponerse al aberrante proyecto de convertir a Colombia en un Estado paria, en un pais dominado por el crimen organizado.