Todavia queda mucho trabajo pendiente para que la utopia de la revolucion francesa sea real y efectiva, particularmente en nuestro continente donde no ha culminado el proceso democratico. Francia y el mundo acaban de celebrar el segundo centenario de la revolucion francesa, madre de las revoluciones contemporaneas. que renego de la gracia de Dios, divinizo a la razon y coloco al hombre como centro del mundo y medida de todas las cosas. que consigno en una celebre declaracion los derechos del hombre y del ciudadano, con su relacion de derechos civiles y politicos: libertad, igualdad, garantias contra las detenciones arbitrarias, legalidad de las penas, presuncion de inocencia, libertad de pensamiento, propiedad inviolable y sagrada, contribuciones fiscales consentidas. Para algunos, como el historiador Franyois Furet, la revolucion francesa ha terminado y pertenece a un pasado tocado por la fatalidad. Para otros, como Michel Vovelle, director del Instituto de Historia de la Revolucion Francesa, sigue viva porque siguen sin resolverse multiples cuestiones que ella puso en evidencia. La experiencia de la revolucion francesa—ha declarado— por la amplitud de sus anticipaciones, posee una gran plasticidad —En un primer momento fueron liberales y nacionalistas quienes le tomaron prestada la leccion ex-pansionadora; luego, en la segunda mitad del siglo XIX y primeras decadas del XX, fueron los movimientos obreros los que se apropiaron de las todavia vigentes consignas de sus antecesores. Cabe no olvidar que los tres lemas de la revolucion —Libertad, Igualdad, Fraternidad— no se han cumplido hoy aun de una manera total, plena.