El siglo XXI establece nuevas normas urbanas con relación a las demandas de la población de la ciudad de San Pablo. El crecimiento económico, el aumento de los ingresos y las tasas bajas de desempleo han alterado la agenda política de la ciudad, que ahora tiene que ocuparse de las estructuras socioespaciales consolidadas a lo largo de la historia. Desde el punto de vista urbano y espacial, todavía hay cabida para nuevos enfoques críticos sobre la situación en la que se encuentra la metrópoli más grande de América del Sur, en especial, con respecto a las nuevas prácticas urbanas que surgieron durante las protestas de 2013. Los últimos indicadores económicos y demográficos muestran un cambio en la geografía social de la ciudad, los cuales pueden tener un impacto signi cativo en su forma urbana y, por ende, en su plani cación. Este artículo da cuenta de las transformaciones urbanas que emergen de la nueva con guración política y económica. Para ello, destacamos fenómenos urbanos y sociales que podrían convertirse en alternativas a los pactos administrativos tradicionales (o los que están actualmente en vigor).