El objetivo de la administración de un antagonista de los bloqueantes neuromusculares al final de una intervención quirúrgica es suprimir la curarización residual, fuente potencial de complicaciones postoperatorias. La neostigmina es la única anticolinesterasa usada de forma corriente. Debido a sus efectos muscarínicos, se recomienda la administración conjunta de atropina. El sugammadex es una γ-ciclodextrina que se une específicamente al rocuronio. La antagonización es rápida e independiente de la profundidad de la curarización.