En la actualidad, uno de los aspectos fundamentales, objeto de investigación en Didáctica de la Química, es el relacionado con el aprendizaje significativo de conceptos y con la construcción de concepciones globales en el ámbito científico.
 La química como ciencia está estructurada en torno a conceptos, leyes, principios y teorías, una de las cuales es la teoría atómica, directamente relacionada con la concepción corpuscular de la materia (Atomismo), como base fundamental de la estructura conceptual de la química moderna; más aún, su aceptación a principios del siglo XIX es uno de los hitos que constituye la ruptura con las concepciones precientíficas. Sin embargo, el atomismo no es propiamente una idea que podemos considerar como originada en la época moderna, sino que empezó a constituir parte del acervo cultural de la humanidad desde que los filósofos jónicos lo plantearon en el siglo VI a.c. En consecuencia, es válido plantearnos los siguientes interrogantes: ¿qué condiciones específicas hicieron que el atomismo se estableciera como paradigma esencial de la química moderna?, ¿qué condiciones sociales e históricas favorecieron su aceptación?, ¿qué crisis hicieron declinar a las antiguas concepciones químicas que no lo incluían en sus postulados fundamentales?