Desde la prehistoria el ser humano ha utilizado los diferentes materiales que la naturaleza le brinda, moldeándolos y perfeccionándolos para la elaboración de artefactos que serían de gran uso inicialmente en su vida doméstica y posteriormente en su vida social y económica al formar comunidad. A medida que el hombre observa y analiza el mundo que lo rodea, evoluciona el diseño. Aplicando la metodología de la biónica, como excusa para observar y analizar la naturaleza se diseñan artefactos que evolucionan y se perfeccionan en su forma y estructura dándole paso a objetos más funcionales y ergonómicos para satisfacer aún mejor las necesidades de cada usuario, convirtiéndose en un signo con función estética, útil y comunicativa en cada cultura, para ser mejor percibidos y más utilizados.