La historia de la colonización agrícola, o sea del poblaraiento de nuevas tierras con el fin de abrirlas al cultivo y a la ganadería se relaciona íntimamente con la fundación y el desarrollo de las ciudades.Los dos procesos que tuvieron lugar en nuevas tierras, a saber, el de la formación de predios agrícolas y el del surgimiento de centros poblados en cuyo seno se gestaron funciones urbanas, no siempre se producían simultáneamente.En algunos casos el desarrollo de actividades agrícolas estimulaba la formación de centros urbanos, en otros la fundación de ciudades que cumplían el papel de centros administrativos, centros mineros o guarniciones militares daba los impulsos para la introducción de las actividades agropecuarias.En el presente trabajo trataremos de determinar ciertos rasgos característicos del desarrollo de las ciudades en las nuevas regiones agrícolas formadas en América Latina desde los tiempos de la colonia hasta hoy día.En la época colonial alrededor de varias ciudades fundadas por los conquistadores o gobernadores de las colonias españolas, surgieron explotaciones agrícolas que suministraban los alimentos para los que vivían en estos centros.Las ciudades, situadas a lo largo de importantes rutas que unían las zonas mineras del interior con los puertos marítimos, se conviritieron, en algunos casos, en verdaderos centros comerciales para los productos agropecuarios destinados a mercados lejanos.Los ejemplos más conocidos de tales ciudades y sus zonas agrícolas y/o ganaderas aledañas los constituyen Santa Cruz de la Sierra, Tucumán y Santiago del Estero situadas a lo largo de la ruta Potosí-Buenos Aires.Algunas ciudades fueron fundadas precisamente para poblar las áreas vacías con la gente que sentía afición por agricultura, los vecinos además de un lote urbano recibían tierras ubicadas alrededor de la ciudad.Tal fue el origen de varias ciudades formadas en la Meseta