En este artículo se aborda el problema de la ciudadanía pasiva, acrítica, e irreflexiva, adoctrinada en los asuntos del Estado desde la conveniencia del ejercicio del poder libre y sin control de la sociedad, situación que se deriva del inadvertido proceso de exclusión en participación ciudadana, propio de un modelo neoliberal que se limita a garantizar la inclusión de forma nominal, y a mantener la ciudadanía en la pobreza política; planteándose en consecuencia, la necesidad de una educación cívico-política con ética, que forme ciudadanos en valores democráticos, con capacidad para actuar de manera autónoma e influir en los asuntos públicos.