Durante el siglo XVIII las diversas sociedades de la América española y portuguesa presentaron una serie de intensos cambios en los ámbitos institucional, económico y político. Una parte de dichas trasformaciones estuvo asociada a las medidas aplicadas por las coronas española y portuguesa enfocadas a consolidar e incrementar sus recursos en las Indias occidentales y orientales, a fin de mantener el control de sus territorios y el sostenimiento de su posición política en el teatro internacional.