Desde la época de los griegos se ha venido repitiendo que el hombre es un animal social. Esta realidad, que es la que ha permitido al hombre agrupar-se para dar lugar a todas las formas de asociación, desde el clan primitivo hasta las grandes civilizaciones, asignó diferentes roles sociales a las personas deficientes. Estos han variado a lo largo de la historia, partiendo de las prácticas bárbaras de eliminarlas o atribuirles poderes mágicos, hasta llegar a la madurez que se ha alcanzado en nuestros días, cuando la sociedad las acepta y les otorga derechos y oportunidades.