El presente artículo pregunta por la manera en la cual el concepto de raza es apropiado por los ilustrados americanos a finales del siglo XVIII. Indaga específicamente sobre la manera en la cual Francisco José Clavigero, Antonio Sánchez-Valverde y Eugenio Espejo respondieron a las acusaciones de Jean Astruc de que América era la cuna del mal venéreo y a las construcciones somáticas que el texto de Astruc producía. Señala que figuras ópticas como las del espejo, el reflejo y la difracción son útiles para pensar el problema de la colonialidad.