El lector hallará aquí a un Bachelard tan conocido como el riguroso epistemólogo o el filósofo de la imaginación, lector de poemas, también poeta. Como una obsesión, la pedagogía estuvo constantemente presente en sus reflexiones sobre la filosofía y la historia de las ciencias. Es más, junto a la pedagogía de la razón o Conversión de intereses en la razón, encontrarnos directamente en él mismo al educador o más precisamente al pedagogo que frecuentemente nos está recordando que la ciencia es “una escuela permanente” y que la relación profesor alumno debe ser vista desde una dialéctica permanente de dos racionalismos, el enseñante y el enseñado.