De las tres funciones clásicas que se plantean como notas características de la universidad, la función de investigación, ha sido manejada de manera marginal a la docencia y a la extensión. Esto ha dado lugar a una formación superior en la que predomina la preparación para el ejercicio de la profesión u oficio, en desmedro de otras posibles opciones laborales que ofrece el mundo académico y de la producción de conocimiento. ¿Por qué entonces es importante empezar a preocuparse por la formación investigativa de los docentes universitarios?