Se entiende la “nueva ruralidad” no sólo como la influencia de las políticas neoliberales que tanto en Europa como en América han tenido en el medio rural1 sino como, y fundamentalmente, la relación de reciprocidad o resistencia que se establece entre los actores sociales y empresariales, indígenas, campesinos y el Estado en aspectos ideológicos de índole geográfico ( la urbanización del campo, por ejemplo), político ( el borramiento del otro como campesino; la pérdida de su identidad), económico (la presencia de empresas transnacionales controlando la producción agrícola y ganadera), cultural (la pérdida de la “tradición” como categoría que implica la conservación de valores y normas de comportamiento, etc.), religioso (los cambios de paradigma en relación con las concepciones de la tierra y los bienes que éstos proveen y la ruptura de la relación hombre – tierra; hombre – naturaleza). Tres categorías son fundamentales en relación con el estudio de las condiciones de vida de la población rural en el contexto arriba señalado: a) los fenómenos de “resistencia” que los campesinos, hombres y mujeres, han tenido que enfrentar en función de las políticas del mal llamado “desarrollo rural”; b) el borramiento que implica la anulación de sus tradiciones y de su identidad y c) el fenómeno de hibridación como conse-cuencia de la reciprocidad en los procesos de integración de modelos de vida distintos. Tales categorías serán ampliamente desarrolladas a partir de las evidencias de corte inductivo a través de las cuales se configura el tipo de vida que viven las poblaciones rurales donde los efectos del crecimiento poblacional urbano día a día los afectan y los involucra.
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Latin American rural development
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FuenteSOCIAL REVIEW International Social Sciences Review / Revista Internacional de Ciencias Sociales