Con la crisis del Estado de bienestar algunos gobiernos del mundo desarrollado se abocaron a implementar un nuevo paradigma de gestión denominado: Nueva Gestión Pública (NGP), que pretendía reemplazar al modelo burocrático mediante un conjunto de políticas de modernización administrativa como fue: la descentralización, la gestión de la calidad, la flexibilización administrativa, el servicio al ciudadano, y la gestión orientada a resultados entre otros. Estas fueron tomando relevancia a nivel internacional, hasta el punto de convertirse en los referentes de lo que se considera o no una buena Administración Pública, luego este paradigma fue introduciéndose al Estado Colombiano a través de la expedición de diferentes normas que pretendían armonizar la administración Colombiana a la tendencia mundial.