El traumatismo es un problema de salud pública en todo el mundo y debe ser reconocido como un evento predecible y por ende prevenible. Las lesiones térmicas o quemaduras son uno de los peores traumatismos a los que un individuo puede estar expuesto. Las quemaduras fatales contribuyen en gran parte a la mortalidad de los países en desarrollo y son la tercera causa de muerte traumática de la población pediátrica mundial. Además, las lesiones no fatales tienen devastadores efectos fisiopatológicos que, junto con las secuelas físicas y psíquicas, producen discapacidad prolongada o permanente que afecta a la calidad de vida de los sobrevivientes. La clave para disminuir la morbimortalidad asociada a las quemaduras es la prevención. Es necesario establecer datos estadísticos confiables que determinen los grupos, características y regiones de mayor riesgo; además de diseñar e implementar intervenciones efectivas y de impacto en la población pediátrica y en los responsables del cuidado de los niños, todo esto con el fin de generar programas de prevención. Este artículo de opinión discute aspectos importantes acerca de cómo evitar las quemaduras, además de informar y complementar los resultados de un reciente estudio que caracteriza las muertes por quemaduras en Colombia. Finalmente, propone una intervención educativa, con el firme objetivo de sensibilizar a la población en general sobre la gravedad de este problema y la necesidad de disminuir el número de niños quemados en nuestro país. Trauma is a worldwide public health problem and must be recognised as an event that is predictable and thus preventable. Thermal injuries or burns are one of the worst trauma to which an individual can be exposed. Fatal burns account for a large proportion of mortality in developing countries, and are the third cause of mortality due to trauma in the paediatric population worldwide. Non-fatal injuries also carry devastating pathophysiological effects, along with the physical and psychological consequences that cause prolonged or permanent disability, affecting the quality of life of the survivors. The key to reducing the associated morbidity and mortality of burns is prevention. Reliable statistical data needs to be determined that can establish the groups, characteristics, and regions with high risk. Effective interventions need to be designed that have an impact on the paediatric population and their carers, all with the objective to generate prevention programs. This opinion article discusses important aspects about how to avoid burns, but also informs and complements the results of a recent study that characterises the deaths due to burns in Colombia. Finally, it proposes an educational intervention, with the firm objective of making the general population aware of the severity of this problem and the need to reduce burns in children in our country.