En una finca ganadera del Piedemonte Llanero de Colombia se realizó un trabajo de recuperación de praderas de Brachiaria decumbens, degradadas por el ataque del "mión de los pastos" (Aeneolamia sp.) y con predominio de la gramínea nativa Homolepis aturensis ("paja amarga"). Los tratamientos consistieron en labranza vertical al comienzo de las lluvias, siembra de la gramínea Brachiaria brizantha cv. Marandú y de las leguminosas forrajeras Pueraria phaseoloides (Kudzú) y Arachis pintoi (maní forrajero). Además, se fertilizó con 200 kg.ha-1 de roca fosfórica y cal dolomítica, 50 kg.ha-1 de cloruro de potasio y 25 kg.ha-1 de flor de azufre. Se utilizaron 30 animales enteros o toros (sin castrar) y 30 novillos (castrados) Cebú comercial, los cuales pastorearon 15 ha de pradera mejorada y 30 ha de pradera de B. decumbens con el manejo tradicional del productor (testigo); los animales se llevaron hasta un peso al sacrificio de 460 kg/animal. En la pradera renovada la disponibilidad de forraje aumentó de 750 a2.500 kg.ha-1 MS con 28 días de descanso; el contenido de minerales y proteína también aumentó. A su vez, la carga animal en las praderas renovadas fue 1.9 veces la obtenida en las praderas con manejo tradicional. Los novillos y los toros de la pradera mejorada ganaron 233 y 270 kg.ha-1 /año más de lo que ganaron los animales de la pradera testigo. En el segundo año el ingreso neto en la pradera testigo fue de $240.000 y $146.000/ha/año para toros y novillos respectivamente, mientras que en la pradera renovada el ingreso neto correspondiente fue de $762.000 y $590.000/ha/año.