La legislación penal, debido a la gravedad de sus prescripciones, debe surgirde análisis reflexivos, incluyentes y fundamentados en una seria y responsablediscusión de su conveniencia, que favorezca la adopción de disposicionessensatas. Infortunadamente, esta situación es completamente contraria a loque sucede en la realidad, pues las medidas punitivas son tomadas por comitésde acción y consejeros políticos, impulsados por la sed de venganza, losintereses electorales y el aprovechamiento del constante estado de zozobra enel que se encuentra la ciudadanía. Por tales razones, reiteradamente sesancionan leyes penales populistas y politizadas que tienen como objetivo larepresión y el ocultamiento de los problemas sociales, circunstancia que colocalos intereses de unos pocos por encima de los de la mayoría y que, a su vez,sacrifica la función instrumental del derecho penal para darle una meramentesimbólica.